La editorial GP es una institución en Zaragoza, esto es un hecho, pero sus propuestas son leídas en toda España. Es habitual que acudan a ferias en todos los puntos del país y su catálogo es muy ecléctico, más gracias a su convocatoria Impulso Manga en la que seleccionan de entre todos los participantes una historia que editarán. En la primera edición la ganadora fue Happy Egg, que de forma bastante reciente ha visto la luz.

En los cómics es tan importante tanto lo que se muestra como lo que se omite. Ese espacio, entre viñetas que, en la narrativa gráfica exige de la participación del lector para completar lo contado. Es la capacidad de elipsis uno de los puntos fuertes del arte secuencial, como la síntesis que denota cada viñeta donde dibujo y texto confluyen. Son parte de los muchos recursos que tiene este medio de expresión tan rico como variado y único.

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Lo cierto es que salimos de El marfil de Dâshur con la sensación de que el objetivo se ha cumplido. Es cierto que la autora pide un cierto ejercicio de fe para que nos creamos las normas de su universo, y que podemos llegar a tener una leve sensación de que sabiendo más podremos extraer mucho más de la historia, pero lo compensa con habilidad creando tres personajes bastante interesantes y que combinan bastante bien entre sí. La misión que lleva

La viñeta que inaugura este texto sintetiza el mundo en el que viven Pinipa, Cebollino y Rami. Un mundo donde se está condenado a la extrema especialización (¿A alguien le suena?) y a hacer “in aeternum” lo mismo para obtener los recursos necesarios para subsistir. Cada día. Pinipa, una niña cuya tarea asignada es mover piedras de una montaña a otra, sueña con liberarse de esa carga perpetua. Poder tener tiempo para ella. Ese anhelo lo identifi

Esa es la garantía de éxito que presenta La noche en que Bunbury fue Elvis y Eva Amaral hizo los coros, la simpatía, el desparpajo, la forma en la que la historia va apelando a cada uno de nosotros, recordando nuestros primeros amores (y desamores), lo que hicimos por tratar de recuperar a una pareja que perdimos, la forma en la que intentamos cerrar heridas o dudas que la otra parte pudiera tener.